INFLUENCIA DEL GÉNERO._
En la mayoría de los estudios se observa una mayor prevalencia del SII en
el género femenino que en el masculino, independientemente del criterio
diagnóstico utilizado.
Así, en un estudio epidemiológico realizado en España, se observó que la prevalencia del mismo es entre 2 y 4 veces mayor en mujeres que en hombres.
El género influye además en el subtipo de SII, de forma que el subtipo con
predominio de estreñimiento y el subtipo alternante son más frecuentes en mujeres (80%) mientras que el subtipo diarrea se distribuye por igual entre ambos sexos.
Además de estas diferencias en la prevalencia del SII entre hombres y mujeres,
también existen diferencias en cuanto a la clínica, en síntomas como la emisión de moco rectal, la sensación de evacuación incompleta, la distensión abdominal o la presencia de heces caprinas, que son más frecuentes en mujeres.
Influencia de la edad._
Aunque algunos estudios son discordantes en cuanto a si el SII aumenta o disminuye con la edad, los datos obtenidos del análisis específico de grupos de mayor edad (de 65-93 años) sugieren que la prevalencia es inferior a la de la población genera.
IMPACTO SOCIOECONOMICO._
Una revisión sistemática (RS) acerca del impacto económico del SII, del año 2003 concluyó que este síndrome está asociado a un importante gasto sanitario y social.
Así, la media de los costes directos del manejo de esta enfermedad serían de 90 libras en el Reino Unido (130,58 euros), 259 dólares canadienses en Canadá (159,83 euros) y 619 dólares (464,40 euros) en los Estados Unidos por paciente y año, con un total anual de costes directos de 45,6 millones de libras en el Reino Unido (66.110.910 euros) y 1,35 billones de dólares en USA (1.053.000.000 euros).
Los gastos relativos al consumo de recursos por los pacientes oscilaron entre 742 y 3.166 dólares (556 y 2.375 euros).
Mientras que los gastos por pérdida de productividad fueron de entre 335 y 748 dólares (251 y 561 euros), con un coste total anual de 205 millones de dólares en los Estados Unidos (154.112.164 euros).
Otro dato significativo es que la falta de un tratamiento efectivo supone un bajo porcentaje (6%) de los gastos sanitarios directos, mientras que el gasto relativo al ingreso del paciente para evaluación, diagnóstico, tratamiento es superior (63%).
A modo de ejemplo, en el caso del ERGE (enfermedad por reflujo gastroesofágico), esta situación está invertida: los gastos farmacéuticos constituyen el 63% de los gastos sanitarios directos... y los ingresos para estudio y tratamiento suponen un 21%.
No se dispone de estudios locales sobre el impacto socioeconómico del SII.
(Guía práctica clínica)
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